miércoles, 17 de diciembre de 2014

La esperanza es una puta. Es como la última brasa que te quema los pies antes de que los nervios colapsen. Como pequeño hilo que sujeta dos mitades de algo a punto de romperse. Es el momento justo antes del golpe, en donde sólo te da tiempo a pensar"va a doler".
Y aún así seguimos aferrados a ella, pensando que puede quedar algo más. Duele, pero irá a mejor: eso es la esperanza; una fe ciega en algo inexistente, que extiende un velo entre nosotros y la realidad. Sí, sirve de paliativo pero, ¿cómo podrás levantarte si aún no sabes que has caído?

Por culpa de la esperanza vivimos siempre elevados unos milímetros del suelo. Pensamos que somos más altos, pero la verdad es que sólo tenemos más dificultad para andar.

Es, simplemente, otra mentira más. No todo llega, empieza a planteártelo desde este mismo momento. Y cuando todos estemos desesperados, no tendremos nada que perder.

¿No será por eso por lo que tenemos miedo a perder la esperanza?

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