martes, 20 de noviembre de 2012

Vida


“Nacer del todo implica bastante tiempo”: Es lo que el pequeño  habría pensado si fuera consciente de que había nacido. Pero de momento no lo hizo; tenía cosas más importantes que aprender, cosas que estaba descubriendo. Demasiado despacio para lo que le hacía falta, demasiado rápido para lo que le quedaba.
3 meses. Eso es lo que tardaron sus ojos en empezar a funcionar más o menos bien. Por fin empezó a ver el mundo real, en vez de estúpidos borrones grises. Y al principio le gustaba. Vio a su madre, vio sus manos. Hasta consiguió ver alguna que otra sonrisa cuando se acercaban a él. Y pasó el tiempo, y siguió viendo.

Hasta que llegó un día en el que se dio cuenta de que había visto demasiado. Entonces, cerró los ojos…






    … y no los volvió a abrir nunca más.